Me encantan los domingos.
Son como una estrella fugaz, que en un abrir y cerrar de ojos, y sin que tengas tiempo de pedir deseo alguno, desaparecen y se borran por completo del calendario.
Pero, quiza por eso, tienen ese encanto que les hace ser tan especiales. Normalmente se despiertan cercano al mediodía y nos dan la bienvenida sin ese ruido destornillante que diariamente produce nuestro despertador.
No sientes prisa alguna, no hay ninguna obligación. Queda algo en la nevera, te acercas y lo metes en ese aparato que para la mayoría de los novatos en esto de la emancipación, es considerado el mejor invento del mundo- mundial, como diría Manolito Gafotas.
No tienes nada que fregar, que recoger... Te tumbas en el sofa y buscas entre esa pila de DVds que se disponen a lo largo de tu estantería una película cualquiera, aunque la hayas visto mil veces y recuerdes todos los diálogos. Nada te preocupa.
Pasas horas y horas tumbado en ese sofa, ese rincón que parece reservado solo para los domingos, que también echaba de menos por un momento algo de compañía.
Comes y comes palomitas, aunque siempre toque echarlas algo de sal, y nunca sepas por qué; quizá porque como todo, es difícil encontrar el sabor a la vida, en su punto.
De repente suena tu movil; casí lo tenías olvidado, perdido sobre la cómoda de tu habitación. Aceptas, y te das cuenta de que incluso siendo domingo , las callen sigen respirando y acogiendo ese herbidero de gente que diariamente las recorre, sin reparar seguro hacia donde van sus pasos.
Llegas al bar más cercano, ese que quizá por estar ahí mismo nunca sentiste la curiosidad de entrar. Después de unas cervecitas , mirás al reloj y ves que es la hora.
Mañana tienes que madrugar, todo se está empezando acabar.
Enciendes el ordenador, te encantaría escribir sobre algo fascinante que te haya ocurrido hoy, pero solo te queda ésto.
Escribir con la mejor ilusión, sobre un día cualquiera
sobre este domingo, como otro cualquiera
domingo, 28 de octubre de 2007
lunes, 22 de octubre de 2007
Un pasito más...
Que bien, sí, que bien!
Necesito perderme,
dejarme llevar,
no pensar ni dónde,
ni porqué.
Moverme, moverme, mucho,
no quedarme quieto.
Llenar mi día a día de pequeñas ilusiones,
de esas que solo se ven
cuando tu esas dispuesto a descubrirlas
Están ahí esperándote
te mirán, saben que existes
que pasas todos los días delante de ellas
y no te fijas.
Hay que estar muy atentos
son muchos detalles
y dedicados solo para ti.
Déjate llevar, descúbrelo
y encontrarás por fin
ese maravilloso camino
que esta ahí,
solo hecho para tí
Buen viaje!!
domingo, 7 de octubre de 2007
Dibújame un cielo...
No te conozco, no se nada de tí...
Ni siquiera nuestros pasos
se han cruzado en el camino,
pero sé que erés tú.
No te he puesto nombre,
ni sé donde vives;
tampoco importa la distancia.
Cuando dos almas se encuentran
así, por casualidad,
esa misma casualidad que las unió
las hace coincidir de nuevo.
En un sitio diferente
bajo un cielo extraño
que solo pertenece a ellos dos.
Quiero que me dibujes ese cielo,
mientras tanto te esperaré,
aquí,
viviendo debajo de las nubes
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