lunes, 22 de junio de 2009

Leo

Leo era un soñador empedernido. Gritaba y repetía siempre que podía y alguien le escuchaba, que en la vida lo único bonito que podemos hacer es vivirla. Vivirla y darnos a la vida como la espuma al mar, y dejarnos llevar hacia la orilla más recóndita que nos espere…

Era un tipo muy peculiar, incluso algunos le tachaban de “rarito” , pero Leo allá por donde pasaba lo único que regalaba eran sonrisas y ganas de exprimir cada día, como un regalo.

Disfrutaba de las pequeñas cosas, de esa traviesa mosca que se balancea sobre la pantalla del ordenador, de aquel triste gatito negro que desde hace unos meses dormía cada noche sobre su contenedor de basura, de aquella señora que siempre, aunque ni se acordase de su nombre, le saludaba amablemente al marchar cada mañana a trabajar…

De esas pequeñas cosas , de esos pequeños detalles que pasan inadvertidos para el resto , Leo fue creando un universo aparte , un microcosmos donde todos esos elementos tenían también vida, y formaban parte al mismo tiempo de su vida.

Creía ciegamente en las casualidades, después de que un tal Otto el piloto y una tal Ana, le abrieran sus ojos y sus cinco sentidos a las casualidades, a lo inesperado…

Y siempre , siempre estuvo esperando la casualidad de su vida. Pero nunca llegó, ya que en la vida no hay que esperar, siempre hay que arriesgar, saltar al vacío, volar…

Por eso espero que muchos os deis al mar y os dejéis mecer por las olas, envolveros en espuma y volar, volar, siempre…